La comunicación está constante evolución. Hoy en día, la mayoría de los vínculos se dan a través de las redes sociales, o al menos las interacciones con ellos. Por ejemplo, las clásicas llamadas hoy ya son fácilmente reemplazadas por audios. Esto llamó la atención de la psicología.
Expertos en salud mental y programación neurolingüística explicaron los factores psicológicos que llevan a la gente a tener esta preferencia. Porque aunque es algo super normalizado, hay una serie de procesos emocionales que quedan al descubierto si es una elección recurrente.
Qué significa enviar audios en vez de llamar, según la psicología.
Los audios llegaron para transformar definitivamente la forma en que nos comunicamos. En los últimos años, las llamadas telefónicas comenzaron a percibirse como una invasión del espacio personal. Frente a esto, muchas personas optan por enviar audios: una manera de no incomodar al otro y permitirle escuchar el mensaje cuando le resulte conveniente. Sin embargo, detrás de esta elección puede haber algo más profundo.
El psiquiatra y psicoanalista José Abadi explicó, en diálogo con Infobae, que los audios ofrecen cierta garantía de aceptación. “Más que por comodidad, se trata de la seguridad de que el otro quiere recibir mi mensaje o saber de mí”, afirmó. Además, señaló que los mensajes de voz activan una dimensión emocional distinta a la de una conversación telefónica: “Los audios parecen espontáneos, nos hacen sentir cerca, pero al mismo tiempo generan una distancia que afecta la intimidad del vínculo”.
En esa misma línea, el doctor en psicología y docente Flavio Calvo destacó la eficiencia de este recurso: “Los mensajes de voz permiten optimizar el tiempo, ya que se graban rápidamente y evitan una conversación extensa”.
Los tres factores psicológicos que explican el fenómeno de los audios.
La enorme popularidad de las notas de voz no se debe solo a su practicidad. Según los expertos, esta forma de comunicación responde a tres procesos psicológicos que, lejos de priorizar la comodidad del receptor, apuntan a satisfacer necesidades emocionales del emisor.
Por un lado, los audios permiten controlar el escenario de la comunicación. A diferencia de una llamada telefónica, donde todo ocurre en tiempo real, las notas de voz se pueden grabar, corregir, eliminar o ensayar. Según el psiquiatra José Abadi, esto da la sensación de tener el control total sobre la conversación, tanto en el contenido como en el tono con el que se transmite.
En segundo lugar, evitan la interrupción del otro. Para muchas personas, hablar por teléfono implica la incomodidad de interactuar en tiempo real. En cambio, los audios permiten desarrollar una idea de principio a fin sin interrupciones. La experta en programación neurolingüística Anna Flores señala que esto revela una tendencia creciente al individualismo, donde lo importante es transmitir el mensaje cuándo y cómo se quiere.
Por último, las notas de voz ofrecen la posibilidad de ocultar emociones. Al tratarse de una comunicación asincrónica, quien graba puede elegir qué tono usar, qué parte de su estado emocional mostrar, e incluso ensayar su mejor versión. Según Flores, este tipo de mensajes se convierte muchas veces en un acto de egocentrismo, en el que la atención se centra más en lo que uno quiere decir que en la interacción real con el otro.
Fuente: Ambito