Según la ciencia este tipo de creencias carecen de fundamento lógico. Sin embargo, más de uno se aferra a ellas. ¿Por qué?
Las supersticiones se pueden definir como creencias que no tienen una base racional y lógica y que por lo tanto, consisten en darle a una situación cierta connotación mágica o sobrenatural. Esto suele pasar más a menudo con hechos que traen buena o mala suerte. Ejemplo de esto son los gatos negros, rechazados por muchos debido a esta idea, o los tréboles de 4 cuatro hojas que se convirtieron en sinónimo de un destino favorable.
La psicóloga general sanitaria Lara López Rubio es experta en terapia focalizada en la emoción y en la psicología perinatal. Colabora activamente con el proyecto Calma Project, una cuenta de Instagram de divulgación que comparte información sobre psicología y nutrición. La experta se expresó sobre el tema.
¿Por qué soy supersticioso?
Las supersticiones pueden tener relación con la forma en la que el cerebro procesa la información, según la psicóloga Rubio. El ser humano adora buscar conexiones, ya que es algo que resulto sumamente útil para su supervivencia a lo largo de la historia. En el caso de las personas supersticiosas, ven conexiones donde no las hay.
Según Rubio, si se lo observa desde una perspectiva psicológica, estas creencias dan la sensación de que se controla la realidad y, por lo tanto, aportan tranquilidad. La experta explica: “cada vez que algún tipo de superstición se confirma alrededor de la persona que la posee, esa regla mental se fortalece y se desarrolla así un ciclo de confirmación constante, que proporciona esa sensación de control y de tranquilidad”. Además, añade que esto puede hacer que las creencias se vuelvan cada vez más rígidas.
Lara López Rubio también detalla qué rasgos suelen presentar las personas supersticiosas. El primero se reduce a que es una persona que tiene un cerebro en funcionamiento. Esto quiere decir que cualquiera puede tener supersticiones, más lo alarmante se encuentra en la cantidad, ya que esto sí depende de diversos factores.
En primer lugar, entre las personas más supersticiosas se suele observar una alta necesidad de tener todo bajo control. Esto puede deberse a una falta de herramientas para gestionar emocionalmente sus estados internos. También tiene mucho que ver las creencias mágicas y las supersticiones que estas pueden establecer.
El efecto en la salud mental
Hay un problema con las supersticiones, y se resume en que puede afectar el día a día de quien las padece, ya que estas ideas pueden transformarse en compulsiones. Rubio define esto como comportamientos o conductas repetitivas que una persona puede hacer para reducir su malestar emocional.
Si se lleva al extremo un pensamiento supersticioso sumado al pensamiento mágico, una gran ausencia de herramientas para la gestión emocional y una alta necesidad de control, puede desembocar en un trastorno obsesivo compulsivo o malestares similares, según la psicóloga.
El problema inicia cuando las supersticiones nos impiden tener una vida normal y comienza a afectar ciertas áreas de la vida. A partir de allí, la psicóloga recomienda que se intente comprender la necesidad de esos pensamientos y también trabajar en la construcción de nuevos mecanismos para la regulación emocional.
Fuente: Ambito