La elección legislativa en la provincia de San Luis, que junto a las de Jujuy, Salta y Chaco inauguran el proceso electoral de medio término, es el primer test para la gestión del gobernador Claudio Poggi, quien buscará incrementar los bloques de senadores y diputados oficialistas, así como la consolidación en las legislaturas de ciudades clave, como San Luis capital, Villa Mercedes y la Villa de Merlo.
La expectativa del oficialismo provincial, luego de un año y medio del primer gobierno no justicialista desde el retorno de la democracia, es conseguir un triunfo que le permita reforzar el armado provincial de su partido Avanzar con la UCR, el PRO y el flamante MUP del intendente mercedino, y afianzar su posición como aliado de Javier Milei, a pesar de que hasta ahora la estrategia de alineamiento con el Ejecutivo nacional no le ha reportado ningún beneficio concreto a la provincia, que más bien ha sufrido la continua caída de la coparticipación y la eliminación total de la obra pública.
En cuanto a la oposición, la principal está encabezada por el Partido Justicialista conducido por Alberto Rodríguez Saá. En este período donde por primera vez le toca ejercer este rol, el justicialismo ha sufrido varias rupturas en sus bloques y pases al oficialismo tanto en el Congreso como de ejecutivos municipales, con dirigentes elegidos por la boleta del PJ que, alegando diferencias profundas con el ex gobernador, han tejido alianzas con el gobierno provincial.
Esta dificultad de la conducción del PJ para retener antiguos aliados ha derivado también en la conformación de al menos tres frentes distintos donde se agrupan, entre otros, Nuevo Encuentro, el Partido Comunista, Tierra, techo y trabajo, La Cámpora, el Frente Patria Grande y partidos o agrupaciones distritales. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, el ex gobernador Rodríguez Saá ha participado activamente en la campaña electoral, aún sin estar él mismo postulándose a algún cargo, apoyando a sus candidatos y mostrándose confiado en recuperar buena parte de un electorado desencantado de una gestión provincial que, según su mirada, ha defraudado y empobrecido a los sanluiseños, y que a la vez le permita reordenar la situación interna del peronismo.
Por su parte, quienes representan en la provincia al gobierno nacional no han logrado conformar un partido único que lleve adelante la propuesta libertaria en un distrito que acompañó mayoritariamente a Javier Milei, especialmente en el ballotage, donde obtuvo alrededor del 68 por ciento de los votos. Ni la participación en el armado del senador nacional Bartolomé Abdala, presidente provisional del Senado y segundo en la línea de sucesión presidencial, ni del diputado nacional Carlos D’Alessandro, recordado por su convocatoria a denunciar docentes sospechados de “ideología zurda”, lograron resolver las mutuas acusaciones que en varios casos derivaron en denuncias cruzadas ante la Justicia electoral.
La situación escaló a nivel nacional y tuvo que intervenir la propia Karina Milei para impedir que alguna lista utilizara el nombre de la Libertad Avanza. Finalmente, ante la posibilidad cierta de que no hubiera ninguna presencia de representantes mileístas en la boleta, decidieron utilizar el sello de partidos como Tercera Posición, relacionado con el gremio de los gastronómicos (UTHGRA), por un lado, y el frente “Viva la libertad, carajo”, por el otro.
Este panorama electoral de apatía y descreimiento de las personas de a pie, de disputas internas, de pases de factura y alineamientos inesperados, a los que se suma la implementación por primera vez de la boleta única de papel, presenta una incógnita respecto de los resultados que seguramente permitirán a -casi- todos festejar un poco y preocuparse otro tanto el domingo por la noche cuando se conozca de qué manera y con qué porcentaje de participación, se expresó la ciudadanía sanluiseña.