“Soy una fusilada que vive”, dijo la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner durante un homenaje a los fusilados de José León Suárez, que encabezó en el PJ. A 69 años de esos asesinatos, usó una frase de Rodolfo Walsh –quien escribió la historia de ese crimen perpetrado por la dictadura de Pedro Aramburu contra militantes peronistas– y luego recordó el titular que el diario Clarín publicó el día después de su intento de magnicidio: “La bala que no salió, pero la sentencia que sí saldrá”. “Lo dijeron ellos, no es un invento mío. Simplemente leo y tengo comprensión de texto”, agregó en medio de los rumores que indican que, en las próximas semanas, la Corte Suprema de Justicia dejaría firme la condenaría a seis años de prisión y la inhabilitaría de forma perpetua para ejercer cargos públicos. “La casualidad no es una categoría política en la historia”, agregó y finalizó: “Estar presa es un certificado de dignidad”.
Antes del discurso de la expresidenta, y en medio de un clima espeso por la supuesta inminencia del fallo de la Corte, representantes de todos los sectores del peronismo se reunieron en el PJ para diagramar un plan de lucha en caso de que la condena quede firme y CFK proscrita. El acto, además, sirvió para dejar una foto de unidad de todo el peronismo. Allí estuvieron representados todos los espacios e incluso, por sorpresa, a último momento llegó a la sede nacional del partido justicialista el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, con quién sectores como La Cámpora transitan un momento de fuerte tensión. Ante todos ellos, CFK insistió en la idea de “volver a representar” desde el peronismo, “a los sectores perjudicados” por la política económica de Milei, que, dijo, “es un cachivache” y más pronto que tarde “va a terminar mal”.
Nada nuevo bajo el sol o “es la economía, estúpido”
La expresidenta y presidenta del PJ interpretó que su situación, y su posible condena, había que analizarlas “en clave de política económica”. “En la nueva generación digital se ha instalado que la grieta nació con Néstor, pero no, ya hace 69 años fusilaban gente por ser peronistas”, comenzó. Además de hablar de los fusilamientos de José León Suárez, recordó el bombardeo a la Plaza de Mayo y el golpe de estado de 1955 perpetrado por la denominada “Revolución Libertadora”.
“Nada es nuevo”, manifestó y enumeró: el derrocamiento de Yrigoyen; el asesinado de Chacho Peñaloza y el envenenamiento de Mariano Moreno. “Estos hechos esconden la defensa de un modelo económico, porque lo que siempre quieren es terminar con modelos de redistribución del ingreso”, dijo. La diferencia que CFK marcó entre otros momentos de la historia y el actual es que “hasta el 76 el protagonista de los golpes fue el partido militar y ahora no hacen falta los golpes porque usan al partido judicial”. Además, advirtió que el máximo tribunal de justicia argentino “es la guardia pretoriana del poder económico”. “Hay que atar los hilos de la historia, porque tratan de presentarla como algo desarticulado, pero no es así”, subrayó.
La expresidenta recordó lo que el sábado pasado dijo durante un acto en Paso de los Libres y resaltó “bastó con que hace una semana anunciáramos mi candidatura para que se desataran los demonios”. Sin embargo, vaticinó: “este modelo se agota y por eso se están preparando para desarmar la organización política y social que se va a producir cuando eso ocurra”. “Quiero decirles que, tal vez con distintos nombres o firmas, el pueblo siempre se termina organizando en defensa propia”, concluyó.
La expresidenta se hizo un tiempo, además, para confrontar con el negacionismo del terrorsimo de Estado a la que apela permanentemente el Gobierno. “Si dicen que (los desaparecidos) son 9 mil, digan entonces dónde están los 9 mil”, confrontó.
Unidad porque duele
Minutos antes de la hora anunciada para que CFK comience su discurso, empezó a haber movimientos extraños en el auditorio central del edificio del PJ. Allí diputados, senadores, intendentes y otros dirigentes justicialistas esperaban ansiosos la palabra de la expresidenta. Sucede que, después de una reunión con Intendentes en La Plata, el gobernador de la provincia de Buenos Aires decidió subirse a una camioneta rumbo a la sede del PJ nacional para acompañar a la exmandataria.
Kicillof llegó junto a su vicegobernadora, Verónica Magario, y a un grupo de dirigentes del gobierno bonaerense como Carlos Bianco, Walter Correa, Cristina Álvarez Rodríguez y Andrés “Cuervo” Larroque. Además, lo escoltaron intendentes como Mario Secco, Andrés Watson y Fernando Espinoza. Antes de que ellos arriben, colaboradores del círculo íntimo de CFK, la intendenta de Quilmes Mayra Mendoza, el senador Oscar Parrilli y la senadora Juliana Di Tullio debatieron frente al escenario qué hacer y mandaron a buscar dos sillas: una para el gobernador y una para Magario. Según supo este diario, el gobernador y la expresidenta ya habían hablado por teléfono más temprano. La llegada, sin embargo, causó sorpresa entre los presentes que, algunos, cantaron en tono provocador: “Cuánto les falta para entender que no fue magia, nos conduce una mujer”. Otros respondieron: “Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, de jode”.
Más allá de las diferencias y de las internas que existen en el partido, y debido a los rumores que hablan de un inminente fallo de la Corte en contra de la exmandataria, desde todos los sectores del peronismo sabían que esa podía ser una de las últimas veces que tengan la oportunidad escuchar a la expresidenta hablar en un acto público. La totalidad de la jornada estuvo signada por ese sentimiento. Tanto que, tras las palabras de ella, muchos dirigentes se emocionaron hasta las lágrimas. “Puede ser el fin de la democracia como la conocimos desde 1983”, repetían algunos de ellos y cerca del gobernador puntualizaron: “No hubo dudas sobre si venir o no venir porque hoy había que estar acá”.
Organizar es la tarea
Antes de que comience el acto, en otro salón del Pj, hubo una reunión de diversos sectores del espacio que se juntaron para organizar un plan de lucha, en caso de que el fallo salga y CFK sea proscrita y encarcelada. Hubo cerca de 300 dirigentes de todas las tribus peronistas: por el Massismo estuvieron Cecilia Moreau, Pablo Juliano y Mónica Litza, entre otros, por el sector de Kicillof Victoria Montenegro, Daniel Gollan, Hugo Yasky, Adrián Graña y Juan Marino, y también se hicieron presentes dirigentes de los movimientos sociales como el Gringo Castro y Emilio Pérsico. Otros que dieron el presente fueron referentes de la CGT, la CTA y de diversos sindicatos que se nuclean en esas centrales obreras.
Yasky fue uno de los primeros en tomar la palabra y propuso que, tal como se hizo en Brasil cuando Luis Inácio “Lula” da Silva fue encarcelado, si CFK transita una situación similar, había que organizar un comité por su liberación que tenga injerencia tanto a nivel nacional como internacional. “Están por prescribir a la principal líder de la oposición. No nos podemos quedar de brazos cruzados”, remarcaron a la salida de la reunión. Decidieron, además, que todas las actividades se hagan en el país se organicen en marco, y bajo la coordinación, del PJ nacional. Hay sindicatos, por ejemplo, que propusieron hacer un paro con movilización y otros diferentes marchas. “Si el fallo no sale mañana –por el martes– nos va a dar un poco más de tiempo para hacer un armado federal”, decían en el entorno de la exvicepresidenta.
De cara a la militancia
Una vez que terminó el acto dentro del PJ, la expresidenta salió a la calle para hablar cara a cara con la militancia y aprovechó la ocasión para dirigirse al gobierno nacional. Los llamó “cachivache”, y dijo que el modelo económico que ejecutan “va a fracasar”. “No van a poder pagar los intereses de la deuda o mejorar los salarios metiéndome presa, vayan pensando otra salida porque yo estaré presa, pero la gente va a estar cada día peor”, les espetó y agregó: “Conmigo siempre han intentado amedrentar a toda la clase política. Creen que hay que poner mi cabeza en la pica para que todos sepan cómo le va a los gobiernos que terminan con el FMI, con el curro de las AFJP y con los que recuperan YPF y Vaca Muerta”.
Por último, envió un mensaje al interior de su partido: “No estamos interpelando a las bases y, mientras tanto, escucho que están hablando de los lugares en las listas. Déjense de joder de una vez por todas. Hay que escuchar lo que está pasando porque esto va a traer una gran crisis y nos exige prepararnos para ser alternativa”. Y finalizó: “Si no lo hacemos por mezquindades o estupideces, igualmente la historia no se va a detener porque los ríos siempre avanzan. Necesitamos mucha militancia y solidaridad y nadie nos va a creer que seremos solidarios con ellos si nos ven despedazarnos entre nosotros”. En esa línea, pidió por “estar al lado de los que sufren”, y bregó “por una unidad que asegure la construcción de la victoria”.