Cuando se habla de riqueza en el siglo XXI, los primeros nombres que vienen a la mente suelen ser Elon Musk, Jeff Bezos, Bernard Arnault o Bill Gates. Sus fortunas, que ascienden a cientos de miles de millones de dólares, reflejan el poder del capitalismo, la tecnología y el mundo financiero actual. Sin embargo, en esta carrera por ver quién lidera el podio de los más ricos, muchos pasan por alto una figura histórica que supera a todas.
En un tiempo donde no existían bancos ni acciones de Wall Street, un rey construyó un imperio tan grande que su riqueza no puede calcularse con exactitud y las leyendas sobre su generosidad aún resuenan siglos después. Así, si alguna vez te preguntaste quién tuvo la mayor fortuna de todos los tiempos, la respuesta te llevará directo a la África medieval del siglo XIV.
Y el nombre que deberías conocer es Mansa Musa, un soberano de Mali que manejaba más oro del que las personas podían contar y cuya influencia se extendió más allá de lo económico: impactó en religiones, rutas comerciales y hasta la arquitectura del continente. ¡Descubrílo!
Quién fue Mansa Musa y de cuánto fue su fortuna
Musa Keita I, más conocido como Mansa Musa, fue el décimo emperador del Imperio de Malí, una de las civilizaciones más poderosas y ricas del África precolonial. Gobernó entre 1312 y 1337, durante una época en la que su reinado controlaba importantes rutas comerciales en el continente y poseía enormes reservas de oro.
Su territorio se extendía lo que hoy pertenece a países como Mauritania, Senegal, Gambia, Guinea, Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria. Pero más allá de su rol como monarca, el rey pasó a la historia como la persona más rica que jamás haya existido. Los historiadores y economistas estiman que su fortuna, actualizada al valor del dólar actual, podría haber alcanzado los 400.000 millones de dólares. Para tener una referencia, esa cifra supera la suma combinada de las fortunas de Elon Musk y Jeff Bezos.
Pero más que un número, lo que destaca es la forma en la que su riqueza transformó el mundo que lo rodeaba. Su fama se consolidó con un gesto que parece sacado de una novela: su peregrinación a La Meca en 1324. En ese viaje, con la intención de estrechar lazos comerciales entre ciudades clave, distribuyó tanto oro en su paso por El Cairo y Medina que provocó una caída en su valor de mercado, causando una importante inflación que duró años en algunas regiones.
Cómo hizo su fortuna Mansa Musa
La fortuna de Mansa Musa no fue producto del azar ni de una herencia, sino el resultado de la ubicación estratégica del Imperio de Mali y del control que ejercía sobre los recursos más valiosos de su tiempo. En particular, dominaban las regiones más ricas de oro durante el siglo XIV. En este sentido, se calcula que más de la mitad de este bien que circulaba en Europa y Asia provenía de las minas que estaban bajo su dominio.
Además, Mali tenía acceso a importantes recursos como la sal y contaba con una extensa red comercial que conectaba África subsahariana con el norte del continente y el mundo árabe. Los vendedores viajaban con caravanas a través del desierto del Sahara, transportando metales, tejidos, especias y esclavos.
Pero lo que realmente distinguió a Mansa Musa fue su capacidad para organizar y expandir ese comercio. Bajo su mandato, la ciudad de Tombuctú se convirtió en un centro intelectual y económico inigualable. Allí se construyeron bibliotecas y mezquitas, muchas de ellas financiadas con su oro.
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