Lo comprobó un experimento de la Universidad de McGill. El mismo permitió detectar algunos orígenes de la hipertensión.
Un equipo de la Universidad de McGill en Canadá comprobó, a través de un experimento con ratas, que una dieta rica en sal desencadenó inflamación en el cerebro y elevó la presión arterial. Los resultados fueron publicados y sugieren que el cerebro podría ser el eslabón perdido en ciertos tipos de hipertensión, tradicionalmente asociados al funcionamiento de los riñones.
Según el estudio, cerca de un tercio de los pacientes con hipertensión no respondió a los medicamentos convencionales, que actúan sobre los riñones y los vasos sanguíneos, lo que evidencia que el origen de la enfermedad podría encontrarse en el sistema nervioso central.
“Esta es una nueva evidencia de que la presión arterial alta puede tener su origen en el cerebro, lo que abre la puerta para el desarrollo de tratamientos que actúen sobre el cerebro”, aseguró el profesor asociado del Departamento de Fisiología de la Universidad de McGill, Prager-Khoutorsky.
El método experimental
Para obtener las conclusiones, los investigadores ofrecieron a las ratas agua con 2% de sal, un nivel comparable al consumo humano a través de comidas rápidas, fideos instantáneos, tocino o quesos procesados. El propósito fue reproducir los hábitos alimenticios de las personas.
La elección de las ratas en lugar de los ratones respondió a que estas regulan el equilibrio de agua y sal de manera más semejante a los humanos. “Esto hace que los hallazgos sean más aplicables a las personas”, señaló Khoutorsky.
Efectos detectados en el cerebro
Los científicos observaron que la dieta alta en sal activó células inmunitarias en una región específica del cerebro, lo que generó un proceso de inflamación y el aumento de la hormona vasopresina, directamente vinculada a la elevación de la presión arterial.
El equipo utilizó técnicas de neuroimagen y métodos de laboratorio de última generación para rastrear estos cambios, herramientas que solo recientemente estuvieron disponibles para este tipo de estudios.
Nuevas perspectivas en el tratamiento de la hipertensión
El profesor Khoutorsky concluyó que “el papel del cerebro en la hipertensión se ha pasado por alto en gran medida, porque es más difícil de estudiar. Pero con nuevas técnicas, podemos observar estos cambios en acción”.
A partir de estos resultados, los investigadores adelantaron que planean analizar si procesos similares también intervienen en otras formas de hipertensión. El hallazgo abre la posibilidad de diseñar tratamientos innovadores que actúen directamente sobre el cerebro para combatir una de las enfermedades crónicas más extendidas en el mundo.
Fuente: Ambito