Patricio Finnen, exjerarca de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) condenado por desviar la investigación del atentado contra la AMIA, volverá a sentarse en el banquillo de los acusados. Será, si no hay retrasos, a partir del 27 de octubre por su actuación en los centros clandestinos de la dictadura. Lo acompañarán otros dos exintegrantes de los servicios.
Finnen fue uno de los hombres fuertes de la SIDE hasta 2002, cuando salió eyectado del organismo con sede en la calle 25 de Mayo. Había ingresado allí en 1974, cuando tenía 22 años.
Tuvo una carrera promisoria. Mientras trabajó en la SIDE, se fue formando. Consiguió un título como licenciado en Ciencias Políticas con una especialización en Relaciones Internacionales. Con el gobierno de Carlos Menem, Finnen empezó a tallar más alto. En 1989 lo enviaron a Israel. Cuando en marzo de 1992 fue el atentado contra la embajada de la calle Arroyo, él era el único hombre de la SIDE en Medio Oriente.
Al poco tiempo volvió a la Argentina. Tenía una nueva misión. Le encomendaron crear la Sala Patria, que tenía como objetivo capturar a Enrique Gorrirán Merlo, líder del Movimiento Todos por la Patria (MTP) a quien buscaban desde el ataque al regimiento de La Tablada de enero de 1989.
Capturado Gorriarán, la Sala Patria no se disolvió. Por el contrario, se involucró directamente en la investigación del atentado de la AMIA. Finnen fue el que le gestionó al juez Juan José Galeano los 400.000 pesos-dólares, salidos de los fondos reservados de la SIDE, para pagarle a Carlos Telleldín para que cambiase su declaración e involucrara a un grupo de policías bonaerenses en el ataque contra la mutual que dejó 85 muertos.
Hacia finales de 2022, el juez federal Daniel Rafecas ordenó la detención de Finnen por crímenes de lesa humanidad. Lo acusó de haber actuado en el centro clandestino conocido como Automotores Orletti en 1976.
Si bien un sobreviviente mencionó a “Paddy” como uno de los guardias del lugar, Finnen insiste con que a él lo involucró mendazmente otro represor, Miguel Ángel Furci. Tiene como prueba una carta que habría escrito Furci, a “pedido” de otro agente de la SIDE, para disculparse por su “mentira”. La justicia no creyó su excusa. Furci murió hace unos meses después de un episodio de violencia en su casa, donde cumplía arresto domiciliario.
El Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de la Ciudad de Buenos Aires –integrado por Adrián Grünberg, Ricardo Basílico y José Michilini– también juzgará a Rubén Héctor Escobar y César Estanislao Albarracín, otros exintegrantes de la SIDE que jamás estuvieron en el banquillo de los acusados hasta ahora. Los dos eran parte de la banda de Aníbal Gordon, un hampón reclutado por la SIDE para hacerse cargo de los campos de concentración que regenteó durante los primeros años de la dictadura.
Escobar es el único de los tres que está preso. Por mala relación con su familia, pidió ser ingresado en un establecimiento penitenciario. Está recluido en la Unidad 34 de Campo de Mayo, considerada una “cárcel VIP” por los organismos de derechos humanos.
Escobar estuvo en la SIDE entre 1973 y 1977. Ese año le dieron la baja después de que saliera mal el secuestro de un empresario, Pedro León Zavalía. La operación concluyó tan desastrosamente que parte de la banda de Gordon terminó detenida en manos de la policía bonaerense.
En los ‘80, Escobar fue investigado como parte del grupo paraestatal AAA. En esa causa, declaró que se dedicaba a hacer “reunión de información” en la SIDE al igual que Eduardo Ruffo –condenado a prisión perpetua por su rol durante la dictadura, que incluyó la apropiación de Carla Artés Company. Según Escobar, recopìlaban información sobre las posibilidades tácticas del “enemigo”, que eran aquellos que seguían los intereses de la Unión Soviética y sus satélites.
En ese expediente, Escobar admitió que había viajado en 1975 o 1976 a Chile para tomar un curso que impartía la Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). En 1981, dijo, fue convocado por el Batallón de Inteligencia 601 para compartir sus enseñanzas en Centroamérica.
Albarracín estuvo en la SIDE entre 1974 y 1977. Fue ladero de Gordon. En el sumario militar que se abrió tras el secuestro de Zavalía, Albarracín aportó el teléfono de la base de la calle Pomar y Chiclana a la que se habían mudado después de que Gordon y compañía tuvieron que abandonar Automotores Orletti. Ese dato sirvió para localizar el lugar.
La otra novedad que aportará el proceso es que se juzgarán los crímenes cometidos en la base Pomar, identificado recién en 2022 por Rafecas. Por ese lugar pasaron siete militantes que fueron secuestrados el 20 de mayo de 1977 a la salida del local del Partido Comunista (PC) de Avenida Callao. Cuatro de ellos continúan desaparecidos. En ese sitio también estuvo cautivo Zavalía antes de ser trasladado a una finca de Córdoba para mantenerlo escondido. El TOF1 tiene previsto inspeccionar el lugar, según pudo saber Página/12.
Existe la posibilidad de que un cuarto imputado se incorpore al proceso, lo que podría demorar el inicio de las audiencias. Se trata de Julio Casanova Ferro, procesado por su actuación en la base Pomar. Casanova Ferro fue un inorgánico de la SIDE. Antes había pasado por Tacuara y la Triple A. Después se sumó al Batallón 601. Hasta el momento de su detención, en diciembre del año pasado, ejercía como docente en la Universidad del Salvador (USal).
Por
