La marcha de los jubilados y jubiladas volvió a ser un elemento aglutinador de luchas diversas contra el ajuste del gobierno de Javier Milei, pero, esta vez, fue más grande: sumó a quienes acompañan a Cristina Kirchner tras el fallo que la proscribe. Además de organizaciones sociales y partidos políticos, participaron personas autoconvocadas que decidieron movilizarse para expresar su bronca contra la decisión de la Corte Suprema. Otra vez, Patricia Bullrich decidió cortar el tránsito en los alrededores del Congreso con una vallado mucho más grande que en las semanas previas. Sin embargo, los manifestantes se salieron de libreto y se movilizaron hasta la Plaza de Mayo para unirse al reclamo de los trabajadores y trabajadoras del hospital Garrahan y, más tarde, del Posadas, donde ayer despidieron a 110 trabajadores.
“Yo no era peronista, ahora sí”, dijo Adriana Cero Devoto, de 83 años, cuando el sol empezaba a irse de la Plaza de Mayo. Llegó con una amiga para reclamar por un aumento de las jubilaciones y la cobertura integral de los medicamentos del PAMI, pero también para reclamar por la expresidenta Cristina Kirchner. “Me da una tristeza y una indignación muy fuerte. Ellos tienen terror porque tardaron años en hacer un dictamen y justo cuando ella se presenta como candidata lo sacan”, contó la mujer que vive en Belgrano y cobra la jubilación mínima. “Me hice peronista con Milei”, dijo y explicó: “nunca fui de derecha sino de centro, pero esta gente es absolutamente desconsiderada, no tienen un poquito de empatía y, encima, a los viejos nos insulta, nos humilla”.
“Yo vivía bien”, resumió Adriana, que cobra poco más de 300.000 pesos por mes, pero desde hace un tiempo empezó a alquilar una de las habitación de su departamento de dos ambientes. “Para mí es horrible, te juro, tener que vivir con un desconocido. Es muy triste. Y aparte acudir a mis hijos, que me ayudan, pero todos tienen hijos. Soy viuda, mi marido era médico y toda mi vida me mantuve sola porque trabajaba”, cuenta la mujer que ayer caminó 30 cuadras para llegar hasta acá. “Ahora, realmente, no puedo ni ir a tomar un café con una amiga, te juro. Tengo que privarme de montones de cosas porque es imposible”, agregó.
Ayer, los jubilados y jubiladas cambiaron su escenario habitual en las afueras del Congreso: se movilizaron desde ahí hasta la Casa Rosada para sumar su reclamo al del Garrahan y el Posadas. Se sumaron partidos políticos –desde el peronismo hasta la izquierda–, sindicatos, centros de estudiantes y organizaciones sociales. Una convocatoria que se amplió con el reclamo por la expresidenta Cristina Kirchner. Si bien esta semana las fuerzas federales no reprimieron, el protocolo de Bullrich desplegó nuevamente un operativo desproporcionado en el que prohibió la circulación en la Avenida Entre Ríos entre Hipólito Yrigoyen y Rivadavia. Sin embargo, hubo empujones y forcejeos con efectivos de la Policía de la Ciudad mientras las columnas se movilizaban por Avenida de Mayo y una mujer se lesionó el tobillo.
Virginia tiene 57 años y ayer se movilizó por primera vez junto a su esposo, chófer jubilado. Ambos llevaban una remera blanca con la imagen de una persona mayor con un tapaboca con la bandera nacional hecho por su hija, que estudia artes visuales. “Ahora la estamos padeciendo mal, esto no era jubilarse. Jubilarse era dejar de trabajar para tratar de disfrutar la vida”, dijo. “Estamos muy tristes, no solamente con lo de Cristina, estamos perdiendo la democracia. Está en peligro y estamos en una dictadura democrática”, agregó la mujer y siguió caminando.
Ricardo Gené también caminó hasta la plaza, es médico y docente de la Universidad de La Matanza, tiene 80 años y en la previa a las elecciones del 2023 hacía micromilitancia en el subte, anticipando lo que podría pasar con un presidente como Javier Milei. “Mi uniforme, que es un guardapolvo blanco, es muy diferente del de los policías, que son agresivos y llevan cascos, escudos y armas largas. Este es el mío, el que uso desde hace 57 años. Ser médico significa tratar de mejorar la calidad de vida de los pacientes y la educación significa que la gente crezca intelectualmente y que pueda darse cuenta cuando le mienten y Milei miente”, afirmó. Si bien suele participar de las movilizaciones, el fallo sobre la presidenta del PJ fue el disparador para salir nuevamente: “La detención de Cristina es un horror porque está viciada de nulidad desde el comienzo, es un invento para ponerla presa y sacarla de la disputa”.
Cuando el frío comenzaba a sentirse, en medio de la plaza se entonó el himno nacional a capela, y en una misma melodía unieron sus voces jubilados e hinchas de Chacarita y Laferrere. Entre ellas estaba Nelly, de 87 años, con una bandera argentina colgado sobre los hombros y una imagen de Evita pegada sobre la tela. “Vengo todos los miércoles para defender nuestro salario, que es lo que nos corresponde. Este gobierno de espanto quiere que nos vayamos todos de este mundo. Ayer, sentí mucha emoción de ver a Cristina, verla ahí me hace pensar que tenemos que seguir luchando todos los argentinos, no los que estamos solamente en la plaza. Todos los argentinos tienen, porque es la líder del país, es lo último que nos queda”, agregó la mujer.
Apoyado en una bicicleta con carteles en contra de Milei hechos con cartones, estaba Maximiliano Jeger, de 54 años, hijo de Maurice Jeger, periodista francés desaparecido en Tucumán durante el Operativo Independencia. “Hace más de un año y medio que estoy comiendo una vez por día, no se aguanta más”, afirmó. Y se refirió a la situación de CFK: “No estaba viniendo, pero todo lo que está pasando ha tomado un matiz tal de tiranía, tan exacerbado que decidí venir. Por el atropello cometido por estos tres corruptos jueces de la Corte Suprema, que no son más que títeres del círculo rojo y del poder, ahora somos todos rehenes de la voluntad del círculo rojo y de los señores del poder”.
Durante las primeras horas de tarde, también se movilizó el personal de salud. Por un lado, la comunidad del Posadas, que se vió afectada por el despido de 110 trabajadores, y por el otro, los trabajadores del Garrahan, que empezaron un paro de 48 horas por los reclamos salariales que ya llevan semanas. Susana, tiene 49 años y es enfermera de una clínica privada, pero se sumó al reclamo. “Vengo a solidarizarme con mis compañeros porque es una vergüenza que se metan con nuestros niños, es un hospital que no solamente atiende a chicos de acá sino de muchos lugares porque en las provincias no tienen esa posibilidad. Creo que todos tendríamos que unirnos”, comentó.
Los miércoles, el día símbolo de la lucha de los jubilados, van mutando. Cada semana, se suman nuevos reclamos y, esta vez, fue el pedido por CFK, que el martes llamó a movilizarse y militar.