El turismo argentino enfrenta una tormenta perfecta: crisis económica, falta de reglas de juego y un futuro que amenaza con dejar 300.000 personas sin trabajo. Una advertencia urgente para quienes aún no toman dimensión del problema.
La industria turística nacional está al borde de una crisis histórica. Si no se corrige el rumbo o se toma alguna decisión política nacional de acompañar a esta actividad económica, un 30% de las pymes del sector cerrará sus puertas antes de 2027, arrastrando consigo cientos de miles de empleos.
En los próximos 48 meses, la actividad turística en la Argentina enfrentará un escenario crítico. No se trata de una hipótesis alarmista sino de una proyección que surge del análisis frío de los datos y de lo que ya puede verse en el territorio: el cierre progresivo de pymes turísticas es una amenaza real y cercana.
Hoy, bajo las actuales reglas de juego y en este contexto económico, el sistema no resiste. Al observar cualquier estadística anualizada, queda en evidencia que sobra el 50% de la oferta turística. Hablamos de camas de alojamiento, combis para excursiones, autos de alquiler, restaurantes con orientación al turismo, agencias receptivas y mucho más. Todo ese entramado productivo, que se fue construyendo durante décadas, está ahora en peligro de desmoronarse.
Si las condiciones no cambian, al 2027 cerrará al menos un 30% del total de estas pymes, lo que conllevará una pérdida proporcional de empleo. El turismo en Argentina genera alrededor de un millón de puestos de trabajo directos e indirectos. La proyección es clara: podrían perderse 300.000 empleos. No se trata sólo de números: son familias, proyectos, comunidades enteras que dependen de este motor económico.
Es cierto que algunos empresarios resistirán más que otros. Algunos lograrán sostenerse durante algunos años más, adaptarse o reinventarse. Pero muchos otros no llegarán. Y lo más grave es que las autoridades del Estado Nacional no parecen advertir (no quieren o no pueden) la magnitud de lo que se avecina.
Lo vimos en campaña, ¡Turismo, Afuera! y el ya famoso No Hay Plata. En ese preciso momento ya vislumbramos lo que estamos viviendo, hoy nadie puede darse por sorprendido. Eso sí, al Estado le pedimos muy poco, casi nada: si se va a retirar en la forma brusca que se retiró, que al menos proponga reglas claras y que brinde a las pymes la posibilidad de competir. Hoy esas reglas de juego apuntan, sin vueltas, a la destrucción de esta maravillosa industria sin chimenea.
Vacaciones de invierno: una muestra de la crisis del turismo
Acaban de terminar las vacaciones de julio 2025 en nuestro país y los datos son elocuentes: punto más, punto menos, en promedio ningún destino de la Argentina superó el 50% o el 60% de la ocupación de las camas disponibles. Para los que no conocen de la industria, estas son cifras lamentables para la época más fuerte de todo el año.
Imaginemos por un momento, cuando escuchamos a destinos referentes, fuertes y consolidados de la Argentina, como Bariloche, Iguazú, Mendoza, Salta, Córdoba y Ciudad de Buenos Aires, y sus referentes públicos y privados expresar a viva voz que la situación es crítica, cómo es la situación de las pymes en aquellos destinos emergentes como El Soberbio, San Javier, Villa Pehuenia, La Caldera, Isla del Cerrito, a modo de ejemplo de un país turístico con distintas realidades y necesidades.
Para simplificar el planteo, vamos a poner sobre la mesa datos de referencia para que entendamos la estructura de costos de nuestra actividad y la situación en la que se encuentra el sector desde hace dos años:
Valor dólar diciembre 2023: $1.350 // Valor dólar al 31 de julio 2025: $1.380
Valor energía hoy, en comparación 2023: 400% de aumento
Sueldos de trabajadores (salario en mano más cargas sociales) hoy, en comparación al 2023: 380% de aumento
Tarifa en pesos promedio de los servicios turísticos desde diciembre 2023 a hoy: entre 45% y 55% de aumento
Balanza turística en 2025: por cada turista que ingresó al país, 2 argentinos viajaron al exterior en promedio.
Así como vamos, no es
La frase suena simple, pero encierra un llamado urgente a la reflexión y a la acción. Porque si el país no redefine su política económica, si no protege a uno de sus sectores más federales, inclusivos y multiplicadores, el precio a pagar será demasiado alto.
El sector privado del turismo, desde ya, tiene propuestas para salir de esta situación y generar condiciones que permitan a todos, de alguna forma, cruzar al otro lado del río en medio de esta tremenda tormenta:
- Reducción de impuestos tanto nacionales, como provinciales y municipales.
- Plan específico de cargas sociales para una actividad con mano de obra intensiva.
- Plan de reconversión para uso de energía solar.
- Y como estímulo a la demanda: poder deducir del impuesto a las ganancias el gasto total de un viaje en turismo de argentinos por todo el país. El mecanismo es: el turista nacional pide las facturas de todo su gasto en empresas turísticas durante su viaje y esas facturas luego se presentan para deducir gastos de ganancias, como se deduce otro tipo de gastos como alquileres o trabajadoras de casa particulares. El efecto puede ser inmediato: Argentina para Argentinos se pone un 35% más interesante económicamente. Gana el turista y, por el otro lado, el gobierno que pone a 2 millones de “inspectores” en las calles de todo el país a pedir facturas que hoy no se están emitiendo (y quizás logre incrementar un 50% la recaudación del Estado tanto nacional, provincial como municipal). Y ganan las pymes turísticas con más pasajeros para cada empresa y comercio, que es lo que hoy necesita el sector. GANAMOS TODOS.
Estas son algunas ideas sobre las cuales hay un consenso importante entre los diferentes sectores de la industria turística pero seguramente haya otras tantas iniciativas, que en menor escala están aplicando algunas provincias, que pueden ayudar a sostener al sector en este contexto tan crítico.
La pregunta que se impone es: ¿tenemos un Estado Nacional que pueda reconocer la situación de una actividad económica en crisis y que en función de eso se ponga al frente de problema y arme una mesa con poder de decisión que pueda tomar un paquete de medidas que le permita seguir funcionando a todos los actores (grandes, medianos y chicos) de esta industria profundamente federal? ¿O seguirá funcionando esta especie de ley de la selva en el que cada uno trata de salvarse por su cuenta para no ser parte de ese 30% del sector turístico que tendrá que cerrar en los próximos meses?
Empresario turístico PyME, expresidente de Fedecatur, exsecretario de Turismo de la Ciudad de Salta y exministro de Turismo y Deportes de Salta.
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