Quien es acaso el hombre mejor informado pero más crítico del universo nuclear argentino –a quien en esta nota llamaremos Luis María– confirmó a esta columna, y sin dudarlo, que el Dr. Demian Reidel, hoy a cargo de la industria atómica argentina, “aunque en vereda opuesta, hay que reconocer que es una verdadera autoridad en la materia”.
Egresado en Física Nuclear del Instituto Balseiro –esa especie de Universidad de la Conea (Comisión Nacional de Energía Atómica) fundada en 1950– hoy el Dr. Reidel ocupa un lugar fundamental al que llegar es muy difícil y él llegó –LM dixit– porque “es un inteligentísimo experto en modelos matemáticos”.
Claro que enseguida morigera su elogio: “Sin embargo esa inteligencia no quiere decir que entienda gran cosa de tecnología nuclear, que es la materia que hoy verdaderamente nos preocupa. Sin dudas él sí entiende de modelos matemáticos, pero todos sabemos que le interesan porque son aplicables al mundo financiero”.
Lo cual está probado que no se le ocurrió a Reidel solamente, sino, explica LM, “a muchos egresados del Balseiro que se mudaron a Wall Street en cuanto tuvieron sus títulos”. Y lo cual se explica pero duele, porque “a lo largo de los años esa migración le costó a nuestro país no menos de 200.000 dólares por gorra cuando se fueron a trabajar para el enemigo. Y esto es reconocible con dolor, porque lamentablemente el Instituto Balseiro como casi toda la Conea y todo el programa nuclear, hoy, están llenos de gente que uno considera traidores aunque suene exagerado”.
Sin embargo –interviene Roberto, veterano egresado que retornó al país hace un año y medio– a mí me parece que Reidel se pasó prácticamente 20 años en dos bancos de inversión que han sido buitres crónicos de la Argentina, como Goldman Sachs o J.P. Morgan, y donde fue asesor en inversiones en mercados emergentes, como se llama a los países endeudados, a los que ellos mismos se ocupan de endeudar más y más, actuando de buitres sobre esas deudas. Así juntan fondos y se prestigian en Wall Street hasta que ponen financiera propia…” concluye, guiñando un ojo.
Obviamente –retoma Luis María– Por sus conexiones financieras con el hoy presidente Milei, de quien fue asesor económico durante toda la campaña, Reidel alcanzó una rápida posición de poder dentro del actual gobierno. Tanto así que algunos creen que quizás en el nunca esclarecido escándalo de los bitcoins y criptomonedas, y especialmente entre habitantes o terratenientes de los pueblos más ricos de la pampa húmeda, él haya tenido alguna idea o participación, directa o indirecta, porque “cuando ves a un tipo como Reidel en la posición de asesor financiero directo del presidente, sabés que puede atreverse a mucho”.
Pero la cuestión trasciende suposiciones. “La gente fierrera de nuestro oficio –retoma Luis María–, sean ingenieros nucleares, químicos, diseñadores o montajistas de obra nuclear, no simpatizan con Reidel porque aunque su talento es innegable, entiende tan poco de tecnología nuclear como mucho o demasiado de negocios”.
Como es sabido, el conocimiento nuclear en la Argentina nació en Bariloche, que hasta hace pocos años era una de las escasas ciudades nucleares, por así decirlo, aunque carecía de un centro de medicina nuclear. Hay uno privado, que se llama Inteknus y del que se dice que suele tratar gratis a personajes cuestionables de la derecha chilena.
Por su parte el estupendo reactor nuclear argentino CAREM, ha sido sustituido lamentablemente por un proyecto eminentemente financiero, como es el reactor ACR 300, que –hasta el momento, subraya Luis María– “tiene el pequeño inconveniente de no existir”. De hecho por ahora es un dibujito hecho en papeles que “dicen” que lleva adelante una empresa norteamericana llamada Meitner Energy, cuya única función sería capturar fondos financieros de inversores norteamericanos ilusionados con el renacimiento nuclear.
Obviamente las intenciones de estos inversores y la del propio Reidel parecen reducirse a impulsar el desarrollo del ACR 300, que es un reactor que “entre nosotros –dice Luis María con cara de desprecio– es un reactor berreta porque carece de muchas de las virtudes que le sobran al CAREM, que ya existe y ha atravesado positivamente muchos procesos de licenciamiento. Negarlo es de mediocres o corruptos –añade– porque hablamos de licenciamiento de diseño, de combustible, de seguridad nuclear y de inicio de obra. Todo lo cual está bajo inspección de quienes otorgan esos licenciamientos y que componen la autoridad regulatoria nuclear.
Así, el proceso de licenciamiento de punta a punta, es decir desde que se presentan planos hasta que se inicia la construcción, es infinitamente caro y muy trabajoso. Por eso un experto argentino en licenciamiento lo piensa tres veces, antes de dar su venia a un proyecto nacional. Porque si el proyecto nacional anda mal, se quema en todos los sentidos, y nunca más vuelve a trabajar. Con esto queda claro que los licenciamientos de la regulatoria nuclear que depende del Poder Ejecutivo no han sido gratis en tiempo y en esfuerzo y de hecho se vienen prolongando desde los años 80.
Pero todo indica que van a insistir con el ACR 300, tan cacareado por la gente que rodea a Raidel, y que sin embargo, en opinión del veterano Roberto, “no tiene otro objetivo que juntar inversores medio giles y después quebrar, porque no ha producido ningún resultado concreto”.
Es evidente que el ACR 300 es un proyecto financiero, o sea que está hecho para comprarse y venderse, no para hacerse. De ahí que es muy fuerte el contraste con el CAREM, que está ya con un avance de obra de un 65%. Y que es absurdo que lo hayan clausurado para reemplazarlo por lo que algunos expertos llaman “proyecto bicicletero”.
Y es que es un absurdo total e indignante, completa Roberto: “Por eso Raidel lo único que parecería hacer es usar su conocimiento financiero para vender un proyecto que nació muerto, o que directamente no nació”.
Pero además es clave, y fundamental, señalar que la actividad nuclear argentina está en este momento usurpada, tomada por “ocupas” norteamericanos. Uno de ellos es Westinghouse, marca que no va a comprar basura como el ACR 300, salvo que vea la conveniencia de comprarlo y venderlo. Pero posiblemente sí tratará de apropiarse de las centrales que están funcionando en la Argentina: Atucha 1, Atucha 2 y Embalse. Por lo menos en el caso de Embalse y Atucha 2, están recién remozadas y por lo tanto son de altísimo valor. Y si se le suma Atucha, que en este momento está en prolongación de vida, esas tres centralitas, nomás, generan el 10% de la electricidad circulante en toda la Argentina. Por lo tanto valen muchísimo.
Si acaso Westinghouse u otra firma se quedara con ellas, ganaría fortunas porque ya tienen varios agentes dentro de NASA, que es la Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima, donde a su vez parecen empecinados en vendérsela a Westinghouse.
Finalmente los dos expertos consultados para esta nota confiesan, a dúo, que “es muy importante que los próximos comicios acaben con el gobierno de Milei, algunos rezamos por ello”. Y es que la verdad es que no está bueno seguir sometidos a financistas de fondos buitres ni estafadores del Estado, ni tampoco a un plan o dibujito inútil que reemplaza a un reactor real y en construcción.
Durante el fin de semana largo se convirtió en tendencia el asesor estrella del presidente. Anunció el inicio de la construcción de cuatro módulos del ACR-300, reactor modular compacto de 300 megavatios diseñado por ingenieros argentinos que sólo generó una catarata de respuestas con diversidad de insultos. Así seguirá viéndose, igual que en muchos otros rubros, cómo la destrucción de la Argentina continúa. Y encima con el beneplácito de buena parte de la ciudadanía que según algunas encuestas seguiría aprobando al gobierno más cipayo y destructivo de todo el último siglo. Cosas veredes.@
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