Mauricio Macri está perdiendo relevancia. Y lo sabe. El expresidente salió una vez más a clavar un estilete bien dirigido en el flanco del Gobierno. Lo hizo al cuestionar el compromiso del oficialismo para aprobar el proyecto de Ficha Limpia que, de ser sancionado, proscribiría a Cristina Fernández de Kirchner. La segunda sesión que impulsó el PRO se cayó con llamativas ausencias de La Libertad Avanza, que ya permiten a los macristas especular con un supuesto pacto entre Javier Milei y la presidenta del PJ, aunque solo sea para limar un poco al actual mandatario. Pero hay temas que le generan aún más recelo a Macri: que lo hayan excluido de la negociación por el Presupuesto 2025, donde el Gobierno busca acordar individualmente con los gobernadores PRO (ni siquiera como bloque). Y, sobre todo, que hayan enviado a extraordinarias un proyecto para eliminar las PASO, lo que destruye cualquier chance para que pueda negociar de manera exitosa con Karina Milei la inclusión del PRO en las listas de un frente común.
La declaración de Macri sobre Ficha Limpia fue genérica, aséptica y en apariencia inocua, pero por debajo era todo lo contrario: tenía destinatarios precisos, a los que envenenar con una frase teleridigida con mira telescópica: Santiago Caputo y Karina Milei. “Hoy, en la sesión de “Ficha Limpia” en la Cámara de Diputados, quedaron flotando preguntas inquietantes y profundas para el futuro de la Argentina: ¿Queremos o no queremos un país sin corrupción? ¿De verdad nos interesa que los corruptos condenados no puedan seguir ejerciendo cargos públicos o queremos simular y usar esa debilidad como un instrumento de presión en otras negociaciones? ¿A alguien le importa la corrupción o ya estamos resignados? Sé que a una parte de la política, incluso a una parte de la opinión pública, les puede parecer que hay cosas más urgentes. Yo estoy convencido de que con dirigentes corruptos no hay ningún futuro”, escribió Macri.
Para los distraídos: la sesión de Ficha Limpia fue impulsada por el PRO y como algunos de sus integrantes señalaron –a la cabeza, la indignadísima Silvia Lospenatto– hubo notorias ausencias de La Libertad Avanza que impidieron llegar al quórum. Por lo tanto, la estocada de Macri busca poner en duda que Milei tenga un real compromiso de lucha contra la corrupción y, en particular, de golpear sobre su adversaria, la expresidenta.
Por fuera de las declaraciones públicas, hay macristas que son aún más osados y comienzan a hablar de un acuerdo entre kirchneristas y mileistas que abarcaría los lugares que están vacantes en la Corte Seprema. Todo esto debe ser sometido a la prueba ácida de las evidencias, pero que los rumores se echan a correr, se echan. Y con ganas.
Pero lo que realmente tiene envenedado a Macri son otras dos cuestiones. La primera es la negociación del Presupuesto 2025, de la que él fue prolijamente dejado al margen. En su última reunión de la cúpula del PRO, dio instrucciones para defender a rajatabla los planteos de los gobernadores de Juntos (ya no Juntos por el Cambio, Juntos a secas). Y planteó que había que arrancarle al Gobierno las modificaciones al Presupuesto y tener por escrito que van a cumplir con las transferencias de fondos, que vienen retaceando, a las provincias aliadas.
Por ahora, no está el Presupuesto entre los temas a tratar en extraordinarias, lo que solo alimenta el enojo de Macri. También el hecho de que el Gobierno busca no solo puentearlo a él, sino romper el frente común entre gobernadores del PRO y radicales y conseguir que cada uno negocie individualmente. Un esquema de relaciones que fomenta Santiago Caputo para destruir toda resistencia y que Macri busca evitar a toda costa. Por ahora, el expresidente no tiene las de ganar: hay gobernadores que se largaron a negociar solos y, de hecho, entregaron su última herramienta de presión, que fue la sesión para rechazar el DNU de renegociación de deuda.
El segundo tema urticante que tiene a Macri pensando en la ruptura es la convocatoria a extraordinarias para eliminar las PASO. Como explicó este diario, Macri necesita de las primarias, primero como herramienta de amenaza para negociar las listas y, en segundo lugar, como herramienta efectiva para competirle a La Libertad Avanza en aquellos distritos donde no tiene estructura y el PRO tiene las de ganar. Sin PASO, Macri queda a merced de la lapicera de Karina Milei para el cierre de listas y su única alternativa es quedar afuera de un frente, que podría llevar al PRO a sacar porcentajes ínfimos si se comprueba el traspaso de votantes a La Libertad Avanza que marcan la mayoría de las encuestas.
Por lo tanto, Macri necesita las PASO. Su bloque presentó un proyecto que no las elimina, sino que las vuelve no obligatorias y solo se realizan en aquellos distritos donde haya competencia real. Pero La Libertad Avanza hizo caso omiso y empuja el suyo, que busca liquidarlas de cuajo. Ahí, imaginan en el PRO, puede surgir otro momento inesperado de alianzas con el kirchnerismo, cuando haya que votar en el Congreso.